Ciencia ficción (II): Mirando hacia atrás sin ira.

Corro presto y raudo a recomendaros  la última novela hasta la fecha de Kazuo Ishiguro, Nunca me abandones (Never let me go, Anagrama 2005). La razón de tanta prisa es que el estreno de su adaptación fílmica es inminente. Ésta semana se ha presentado en el London Film Festival, cosechando críticas dispares. La cinta dirigida por Mark Romanek, con su tibio recibimiento, podría desmerecer una de las más poderosas novelas de ciencia-ficción que servidor ha tenido la oportunidad de leer.

Pero, ¿el autor de "Lo que queda del día" escribiendo ciencia-ficción? Pues sí... y no. Me explico. Los elementos de ciencia ficción en la trama que construye Ishiguro tienen su importancia para dar empaque al relato y crear una situación de partida extraña: un centro de acogida de menores, adoctrinados en disciplinas artísticas para no se sabe muy bien el qué y que mantienen una rara relación con sus mentores. Pero en realidad lo que tiene más peso aquí es el relato iniciático, en forma de novela de aprendizaje. Imbuida en esa tendencia contemporánea de acercar el costumbrismo hacia el género fantástico (o a la inversa), la novela empieza con la protagonista, Kathy, evocando su pasado reciente (apenas ha cumplido los 30 años) en el internado, mientras recorre los campos ingleses en coche. De éste modo, irá relatando su relación amistad- hermanamiento con el conflictivo Tommy y la posesiva Ruth. Los tres acabarán formando un triángulo de interdependecia que les ayudará a hacer más o menos habitable el extraño mundo que les ha tocado vivir. Éste tono de elgía es el que acerca la novela a otra obra igualmente 'proustiana': la popular Tokio blues (Norwegian Wood). Al igual que Murakami, Ishiguro nos describe el proceso de crecimiento y maduración de unos personajes que, sin darse cuenta, van dejando su extraña infancia atrás para adentrarse en el engañoso, tramposo y desértico pazo de la edad adulta.

Nunca me abandones es un placer de lectura.  La prosa excelentemente construida de Ishiguro, concisa y precisa, radiografia la personalidad de la protagonista a la vez que tira del lector mediante el misterio. No estamos hablando de un misterio de novela folletinesca, mera excusa para que avance la trama. Me refiero a esa clase de misterio inherente a las obras de arte.  El relato, duro y seco en algunos episodios, se torna más y más crepuscular a medida que avanza. Los personajes están construidos de manera ejemplar, logrando establecer una conexión íntima con el lector, con mención aparte para la protagonista. Ishiguro consigue dotar a Kathy de una personalidad compleja, exhibiendo diferentes registros propios de una niña,  una adolescente o una treintañera con toda naturalidad, dependiendo de la etapa desde la cual nos hable la protagonista. por tanto los  flashbacks son uno delos principales recursos de los que se vale el autor, pero son utilizados de manera sabia evitando que el relato se 'rompa' y sin caer en el puro artificio.  Aunque siempre es mejor dejarse atrapar por el tono melancólico del relato, ir de copilotos en el coche de Kathy, cruzando la campiña, mientras asistimos al relato de su historia en primera persona. Pero cuando llegue el momento de la revelación, no vale la pena sentirse defraudado si ya adivinábamos la naturaleza del misterio. Tampoco debemos sorprendernos demasiado si no desaparace en nosotros esa desazón ante la extrañeza, el sinsentido de la vida en sí misma.

Un último consejo: ¡Corred a por ella antes que os la chafe algún spoiler cinéfilo!

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